― Pensar, pensar, pensar... ¿no hay más por lo que suspiras?
Pierdes el día entre silencios, oliendo las tapas de tu vida,
masticando las pieles del tiempo de lado a lado sin medida,
sin otro pulso que el compás de un seco reloj polvoriento.
A base de coser sombras, tu alma se ha vuelto fría...
― No es cierto, no quiero que mientas: Soy caliente, o mejor tibia,
porque doy lo justo a los que buscan, quizá más a los que encuentran.
¡Pero todos van a tientas!
Me buscan sin ver más que espejos o cristales, reflejos y traveses,
quizá visiones ancestrales, espejismos muchas veces.
No soy más que falsa moneda, que viaja de mano en mano,
pero que nadie quiere guardar (¡por lo menos hasta perderla!)
― ¡Pero la gente se mueve ahí fuera!
― La gente va y viene, sale y entra,
y aunque algunos acompañen,
pocos riegan,
nadie siembra.
Yo recibo y despido luego,
saludo mientras me apeo,
espero siempre sola al rocío
y sola siempre acompaño al viento.
La gente va y viene,
pero yo sólo vengo,
yo vengo y vuelvo,
callo y estropeo,
hablo y miento,
busco y pierdo;
tengo y lamento,
sonrío y muero,
tiro y busco,
veo y quiero.
Dime pues,
¿¿Cómo quieres que me abra puertas
sin otra llave más que el tiempo??
Dímelo
Pierdes el día entre silencios, oliendo las tapas de tu vida,
masticando las pieles del tiempo de lado a lado sin medida,
sin otro pulso que el compás de un seco reloj polvoriento.
A base de coser sombras, tu alma se ha vuelto fría...
― No es cierto, no quiero que mientas: Soy caliente, o mejor tibia,
porque doy lo justo a los que buscan, quizá más a los que encuentran.
¡Pero todos van a tientas!
Me buscan sin ver más que espejos o cristales, reflejos y traveses,
quizá visiones ancestrales, espejismos muchas veces.
No soy más que falsa moneda, que viaja de mano en mano,
pero que nadie quiere guardar (¡por lo menos hasta perderla!)
― ¡Pero la gente se mueve ahí fuera!
― La gente va y viene, sale y entra,
y aunque algunos acompañen,
pocos riegan,
nadie siembra.
Yo recibo y despido luego,
saludo mientras me apeo,
espero siempre sola al rocío
y sola siempre acompaño al viento.
La gente va y viene,
pero yo sólo vengo,
yo vengo y vuelvo,
callo y estropeo,
hablo y miento,
busco y pierdo;
tengo y lamento,
sonrío y muero,
tiro y busco,
veo y quiero.
Dime pues,
¿¿Cómo quieres que me abra puertas
sin otra llave más que el tiempo??
Dímelo
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