domingo, 11 de diciembre de 2005

Noche inventada

Hoy me he querido inventar una noche.

Mi noche empezó a las 3:00. No había música, ni luces, ni bailes. Sólo estaba yo, yo y la noche, rodeándome y girando sobre mí en vaivenes sinuosos. Sabía que me sentía algo solo, así que inventó palabras para mí.

Todas eran cálidas y de mirada almendrosa. Todas evocaban sensaciones de paz, de alivio, de emoción; aromas exultantes, trueques impensables, sabores sencillos aunque llenos de matices, de colores, de ventanas. Todas chispeaban, todas se encendían, todas se besaban y latían en frases ardientes.
Y por fin todas se acaban consumiendo, lentamente, entre brasas aún candentes.

Mientras las últimas palabras se van apagando, rozo con mis dedos sus cenizas, y las llevo a mi frente. De nuevo me pongo a dibujar, pero esta vez no aparecen máscaras ni desafíos, esta vez aparece un rostro, tibio y confortable. Ese rostro, ¿por qué no?, es el tuyo.

Mi noche acabó a las 4:00.


¿estás segura de que me toca el lado caliente de la cama?

1 comentario:

Anaïs dijo...

Segura, aunque la seguridad sea una palabra tan blanda que se derrita con el frío. Segura, aunque la inseguridad construya mi seguridad ahora. Segura, solo a medias, como de todo. Segura, cuando lo digo. Segura, con un ojo cerrado. Segura...Segura.